¡Ya viene el lobo!
Al observar el debate entre el ex
presidente Alberto Dahik y el ministro de economía Patricio Rivera, se aprecia
que un tema como el económico puede ser abordado desde infinidad de posturas y
que aquellas se sostienen más que desde la razón económica, desde la ideología
y los intereses sectoriales más que nacionales, no ponerse de acuerdo no es una
casualidad, sino una consigna establecida.
El vicepresidente Dahik se pasó
en el transcurso del debate “argumentando” con datos inexactos, que son puestos
en duda y lo reflejó al citar encuestas en que no identificaba al autor, citaba
cifras que no eran las oficiales, recurría a comparar la economía ecuatoriana
con la de otros países sin importarle como actuaban esas economías, gritar
¡Lobo, lobo! con la intención de alarmar y luego reírse de las personas,
resultó como en el cuento contrario para el bromista.
El ministro Rivera respondió con
solvencia cada una de las afirmaciones de Dahik, presentó documentos, citaba al
autor de cada uno de los datos que mencionaba, dejó claro que la realidad de la
economía ecuatoriana es única en su contexto y también única en su solución,
encaró cada una de las acusaciones proferidas en ese espacio televisivo. Lo
hizo desde su conocimiento profesional del tema, lastimosamente la gran mayoría
de ecuatorianos no estamos familiarizados con muchos de los términos utilizados
en este debate, y menos tenemos las bases para analizar adecuadamente temas
económicos sean o no coyunturales.
Generar zozobra y ruido es una especialidad
de sectores de poder, quienes se oponen en muchos casos desde la irracionalidad
a ideas nuevas que puedan poner en riesgo por mínimo que sea su espacio de
poder, esa zozobra y ese ruido es transmitido mediáticamente a un pueblo,
ignorante en esos temas, con la intención de que sea ese mismo pueblo, el que
reclame y proteste por ellos, en otras palabras sea el pobre y desvalido el que
reclame por los intereses de los ricos protegidos.
Cada una de las malintencionadas
afirmaciones de Alberto Dahik, fueron respondidas por Patricio Rivera quién
jugó el papel del leñador, que pretendió salvar al mentiroso del lobo feroz,
papel que esperamos sea interpretado en algún momento por el pueblo común y
silvestre, el cuál sepa castigar, a esos falsos que al grito de ¡Lobo, lobo! pretenden
generar caos para poder hacer de las suyas.
Después de este debate nos
podemos dar cuenta que la economía no es el reflejo de las cifras, sino el
reflejo de los intereses de quién lee dichas cifras.

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